ARNAIZ, JOSE MARIA
Pro´logo, de Fernando CrespoIntroduccio´n. Para amar ma´s y mejor 1. Amor 2. La pasio´n de la ternura 3. Amar a Jesu´s Lejani´a superada Riesgo asumido Don acogidoAmar a Jesu´s es proceso, aventura, riesgo, promesa; es un amor nunca plenamente satisfecho Jesu´s: el amor que da sentido a nuestra vida La respuesta al amor de Jesu´s esta´ en nosotros 4. Mari´a, Madre del amor hermoso, la que amo´ mucho y bien 5. La revolucio´n del amor y la ternura en nuestra realidad cultural 6. Reinventar el amor El amor como experiencia de dos Revalorizacio´n de la fidelidad Salir de la propia mismidad Reinventar los vi´nculos La verdad con amor 7. Las nuevas generaciones esta´n naciendo y creciendo con la revolucio´n del amor en su ADN 8. El amor del religioso y la religiosa 9. Para reparar la Iglesia, el amor pobre, ce´libe y obedienteVoto de pobreza, amor expresado en una forma de vida sencilla, expresio´n de la generosidad y la solidaridadEl celibato por el Reino, una manera de amar a todos y con intensidadEl voto de obediencia: escuchar y discernir desde un gran amor por el proceder libreCamino para pasar en la vivencia de los votos de las grandes renuncias a las grandes opciones 10. La vida comunitaria al servicio del crecimiento en el amor 11. La vida consagrada tiene como misio´n hacer amar ma´s y mejor y que arda el corazo´n 12. Una formacio´n para la ma´xima expresio´n y calidad del amor 13. Animacio´n del amor de una comunidad religiosa 14. Amar ma´s y mejor es propio de personas agradecidas 15. Etapa nueva de vida cristiana y consagrada, aute´ntica aventura y proceso de «amoracio´n» Bibliografi´a
Este libro quiere ayudar a comprender que es en el regazo del Amado, del Amante, donde hay que situarse. Donde la vida religiosa, si quiere tener significatividad en nuestro mundo, debe situarse. Donde cualquier cristiano debe recalar. En los brazos del Amado. Estamos llamados a reposar en su sabor, gozando de tanta hermosura, pues ya solo en amar debe consistir nuestro ejercicio.Los que en la Iglesia esta´n regalados con la vocacio´n conyugal, adema´s deben anidar en los brazos de su pareja. Los que no vivan en pareja desarrollara´n, sin duda, la fecundidad de un amor verdadero, que se entrega y busca el bien del otro, de los otros. De esto se trata. De amar y de crecer en el amor.