GRESHAKE, GISBERT
Introducción1. El desierto en la Sagrada EscrituraCómo hay que comprender los textos bíblicos relativos al desierto Experiencias a orillas del lago de SirbónEl desierto como espacio de libertad «¡Quiero llevarlos al desierto!» Yahvé, el Dios del desiertoEn busca del SinaíTiempo de desierto, ¿tiempo ideal?El desierto como espacio de la muerteDoble carácter del desiertoEl desierto en el Deuteronomio: visión de conjuntoEl desierto en el Nuevo Testamento2. La espiritualidad de los Padres del desiertoEl contexto histórico Raíces no religiosas El desierto como «contramundo»Forma y camino del monacato del desierto El desierto como remedio La forma de vida doble y una El camino: combate con los demoniosLa doble meta Padre espiritualGuías del desierto «Existencia escatológica»La pervivencia del «monacato del desierto» en Occidente3. El desierto en la mística alemanaLa vía mística«Desierto» en el hombre, «desierto» en DiosEl grano de mostaza4. El Carmelo y la espiritualidad «eliana» del desiertoElías y los orígenes de la Orden del CarmeloEl gran «O lo uno o lo otro»Murmurar y alucinarRasgos específicos de la «experiencia eliana del desierto»5. El desierto en la espiritualidad de Carlos de FoucauldEtapas de la vida y grados del camino espiritualEjemplos de poesía tuareg«Antiguas» y «nuevas» dimensiones del desierto en el hermano CarlosHospitalidadEl «desierto foucauldiano» y sus derivaciones en la espiritualidad actual«Días de desierto» (por Johannes Bours)Pasos hacia un día de desierto6. La espiritualidad «natural» del desierto en la actualidadTendencias contemporáneasRasgos fundamentales de la actual espiritualidad del desiertoLibertad, «vivir de primera mano» «Quien no conoce el silencio del desierto...» Verdad para la decisiónVivir de un modo nuevo el tiempo7. Iglesia en el desierto Del «pueblo de Dios en camino» por el desierto a la «casa llena de gloria»«Quiero llevarlos al desierto»«Nuestra hora es aún la hora del desierto...»
«El desierto es una tierra fría con un sol ardiente», dicen los tuaregs. La particularidad del desierto consiste precisamente en que reúne y mantiene juntos elementos extremos. El desierto significa indisolublemente calor y frío, esterilidad y vida, inmensas zonas sin agua y fértiles oasis, arena y piedra, llanura y altas montañas. La relación entre todo ello es la de un equilibrio inestable. Con su tensión entre polos tan opuestos, el desierto es una de las más elocuentes imágenes de nuestra vida, marcada asimismo por tensiones y rupturas. Justamente con su doble polaridad de «lugar de muerte» y «lugar de vida», el desierto, cual persuasivo «icono», invita a ver en su imagen de un modo nuevo la propia vida.