CEMBORAIN PÉREZ, ANA
Si tenemos la suerte de haber perdido un diente, para cuando caiga lanoche, lo mejor será resguardarlo muy bien bajo la almohada yenfundarnos el pijama. Porque con la luna alumbrando los tejados de la ciudad, el Ratoncito Pérez se pone su traje oficial y comienza lajornada.Cada ventana le dará paso a una habitación diferente, porque no todoslos hogares son iguales ni los niños desean las mismas cosas. Esa será la sorpresa que encierra esta historia de nuestro querido ratoncito.