PASCUAL GARCÍA, JOSÉ RAMÓN
Prólogo, de Felicísimo Martínez Díez Introducción La compasión no surge de la nada ¿Por qué hablamos de filosofía si soy teólogo? La compasión samaritana Realidades inseparables de la auténtica compasión 1. ¿Por qué hay víctimas? 1. Identidad de las víctimas a) No se trata del mal natural b) Se trata del mal injusto producido desde la libertad humana 2. La causa de las víctimas a) La demanda silenciosa de la víctima: restaurar su dignidad suspendida b) La mirada de la víctima: perspectiva epistemológica de la realidad c) Patologías en torno a las víctimas: victimismo y victimización 3. Los causantes de las víctimas a) Banalidad del mal b) La injusticia del sistema. Estructuras de pecado y ética de la liberación 2. Necesitamos memoria 1. Las víctimas ausentes a) El acontecimiento Auschwitz. Paradigma de amnesia b) Auschwitz como señal. La enseñanza de Auschwitz 2. Anámnesis contra amnesia a) La memoria de las víctimas b) La memoria acerca de las víctimas 3. Memoria eficaz a) Para comprender la verdad de la realidad b) Para realizar la verdad de la justicia 3. Realizarse humanamente 1. La compasión suscita un obrar y un pensar nuevos a) La responsabilidad compasiva b) La reacción compasiva constituye el fundamento universal de la ética 2. Prójimo es el samaritano compasivo a) El clásico prójimo: destinatario de mi benevolencia, objeto de mi amor b) El nuevo prójimo: sujeto movido a compasión, sujeto amante 3. Hacerse prójimo constituye en persona a) La compasión realiza la vida para la víctima y para el prójimo b) Asimetría y simetría 4. Justicia restaurativa 1. La irrupción de las víctimas implica la interrupción de la historia a) Reorientar la historia tras encontrarse con las víctimas b) Practicar la justicia desde la compasión 2. Reparación histórica a) Reparación en la historia b) Reparación de la historia 3. La redención histórica posible a) Mesianismo político b) Compasión política c) Rehabilitación de los victimarios 5. ¿Qué aporta la fe cristiana? 1. El anhelo de justicia absoluta: la necesidad de Dios a) Compasión escatológica b) Restitución escatológica de las víctimas 2. El cristianismo como memoria passionis et resurrectionis a) Memoria passionis b) Memoria resurrectionis 3. El principio compasión a) Culmen del encuentro con Dios b) Culmen de realización humana 6. Ahora es el tiempo oportuno 1. Aquí vivimos a) La situación histórica b) La condición humana 2. La condición histórica de Dios a) Encarnación frente a mitología y gnosis b) El Dios de los filósofos es el Dios encarnado de los teólogos 7. Una Iglesia bien humana 1. La condición cristiana a) Iglesia compasiva b) Iglesia valiosa 2. La condición pastoral a) Teología anamnética y política b) Teología situada desde las víctimas Conclusiones 1. Compasión constitutiva de la Iglesia a) En los caminos b) Víctimas c) Victimarios d) Heterodoxos y extraños e) Ver f) Detenerse g) Aproximarse h) Sentir compasión i) Cambiar de rumbo j) Asimetría, simetría, promoción k) Misericordia permanente l) Mayor justicia m) Plenitud humana 2. Compasión practicada por la Iglesia a) Catequesis y formación b) Caridad y acción social c) Liturgia y sacramentos d) Comunión y coordinación e) La compasión evangeliza Epílogo, de Tomás Ramírez Pascual
¿A qué suena el término «compasión»? ¿Qué evoca? ¿Qué se percibe en él? Hay que confesar que hace algún tiempo sonaba mal. Se equiparaba a los sentimientos de lástima, pena, cierta piedad en lenguaje religioso. En el mejor de los casos se comprendía como empatía «ponerse en el lugar del otro», que parece que le otorga algo de bonhomía, conmiseración o magnanimidad hacia alguien que sufre. Sin embargo, aunque las generosas acciones que surgen de estos sentimientos producen algún consuelo, tampoco llegan a transformar nada.Pero desde hace poco, el término «compasión» ha empezado a sonar más, incluso se ha hecho un hueco en nuestro lenguaje, casi hasta ponerse de moda. Y es que se ha descubierto toda la potencia que alberga la compasión. Potencia no solo semántica, de contenido del concepto, sino una potencia activa, eficaz.Se trata de una experiencia vital con una fuerza tan poderosa que puede ser propuesta como la matriz de la ética y, por eso, el primer motor capaz de realizarnos como personas. Y, desde una perspectiva cristiana, se puede mantener que la compasión es la auténtica, universal y definitiva manifestación del Dios cristiano.En este libro, el sacerdote y pastoralista José Ramón Pascual consigue sacar la pastoral de la sacristía y del templo, y la lleva a la calle, donde la mayoría de las personas tienen que jugarse la vida, la identidad, la misión. También saca la teología de su ensimismamiento y la pone a dialogar con lo más honesto y exigente de la filosofía moderna y de la cultura secular. Ya era hora. ¡Qué acierto!, subraya en el prólogo el dominico Felicísimo Martínez.