MORENO, DE BUENAFUENTE, ÁNGEL
LAS HERIDAS DEL CAMINO: La desesperanza. La dureza de corazón. La pérdida
de memoria. La crisis de confianza. El sentimiento de abandono. La travesía del desierto. La tormenta. La prueba de la cruz. Los estigmas del cuerpo. La tristeza. La soledad. Las lágrimas. El dolor. La llaga. EL BUEN SAMARITANO: Desde el monte de la Cruz. Encuentro. El buen amigo. El buen Pastor. El compañero de camino. El Traspasado. El Consolador. Contemplación. LA POSADA SAMARITANA: Respuesta a la súplica. Remedio de la fragilidad. Perfección de la naturaleza. Razón para levantarse. Estancia en la posada. Identidad de peregrino. Cobijo en la inclemencia. El trato orante. Cobijo del alma. Gesto entrañable. Posada interior. EL BÁLSAMO QUE CURA: La gracia del límite. La escucha. Lugar amigo. Amados de Dios. El perdón. El puerto franco. Palabras de consuelo. La misericordia divina. El don de la alegría. Don de sabiduría. Don de entendimiento. Don de consejo. Don de fortaleza. Don de ciencia. Don de piedad. Don de temor de Dios. Experiencia de intimidad. UNGIDOS:
Compadecidos. Restablecidos por la unción del Espíritu. Espirituales. Agradecidos.
¿Quién, estando enfermo, no desea la curación? Sin embargo, hay ocasiones en que nos resistimos a reconocer nuestras dolencias, y nos encerramos en nosotros mismos. Jesús, que conoce nuestra naturaleza y sabe de qué padecemos, se ofrece como remedio entrañable, se hace el encontradizo y espera nuestro grito de auxilio. Nos convertirá de heridos, en samaritanos; de escépticos, en ilusionados; de ensimismados, en servidores; de despojados, en revestidos; de frágiles, en fuertes con tal de que nos dejemos curar, poner el manto de la misericordia, que nos devuelve la dignidad de hijos de Dios.