CERVERA BARRANCO, PABLO
El amor a Cristo fue el fuego que encendió la vida de Teresa Benedicta de la Cruz. Mucho antes de darse cuenta, fue completamenteconquistada por él. Al comienzo, su ideal fue la libertad. Durantemucho tiempo Edith Stein vivió la experiencia de la búsqueda. Su mente no se cansó de investigar, ni su corazón de esperar. Recorrió elcamino arduo de la filosofía con ardor apasionado y, al final, fuepremiada: conquistó la Verdad; más bien, la Verdad la conquistó. Enefecto, descubrió que la Verdad tenía un nombre: Jesucristo, y desdeese momento el Verbo encarnado fue todo para ella. Al contem-plar,como carmelita, ese período de su vida, escribió a una benedictina:«Quien busca la Verdad, consciente inconscientemente, busca a Dios».San Juan Pablo II, Homilía en la canonización de santa TeresaBenedicta de la Cruz (11 de octubre de 1998)